martes, 16 de diciembre de 2008

Genes “anticongelantes”.


Un equipo de investigadores de la Universidad de Illinois han realizado un estudio genético de un pez que vive en la Antártida para determinar cuales son los elementos que le permiten subsistir en un hábitat con temperaturas tan bajas y cuál sería el efecto del cambio climático.
Se sabe que estos peces producen unas “proteínas anticongelantes” que se unen a los cristales de hielo que se forman en la sangre, evitando la congelación del pez.

Para saber qué genes intervienen compararon la expresión génica en comparación con otras especies de aguas cálidas. Observaron que los genes que se sobreexpresan codifican para proteínas que responden al estrés ambiental.
Por ejemplo chaperonas y proteínas de choque térmico, ubiquitinas (favorecen la degradación de proteínas dañadas) y proteínas que reaccionan con raciales libres (al ser aguas frías, el O2 se disuelve mejor y hay una mayor concentración).
El número de copias de estos genes también es distinta según las especies, las de aguas frías tienen más copias (aumento de la transcripción).

Aunque estas características favorecen a los peces en un hábitat frío se observo que pequeños aumentos de la temperatura perjudicaban a estas especies y que no eran capaces de adaptarse.
Con lo que el cambio climático podría conducir a la extinción de estas especies de agua fría.

Luis Martínez Darriba

Fuente: Universidad de Illinois.

Descubiertos genes que desencadenan la pubertad

Dos genes en el cerebro son unos de los responsables del comienzo de la pubertad según el nuevo estudio publicado por Nature Genetics. Se estudiaron cuatro familias turcas con una enfermedad genética que impide el desarrollo de los niños a adultos. La familia tenía mutado los genes TAC3 y TACR3 que codifican para el péptido neuroquinina B y su receptor.

La neuroquinina B estimula la producción de GnRH (hormona secretora de gonadotropina) por el hipotálamo. Esto conduce a la glándula pituitaria a secretar la hormona luteinizante y la estimuladora de folículos sintetizándose entonces varias hormonas sexuales que permiten el desarrollo.
El gen que codifica para el receptor se introdujo en cultivos celulares y se pudo observar que permite el flujo de iones calcio en las células, lo que podría ayudar a la producción de hormonas por el hipotálamo. Sin embargo, las células con el gen mutado no tienen ese flujo de calcio.
Neuroquinina B es el segundo péptido señal encontrado que regula la producción de GnRh. El primer péptido descubierto fue ‘kisspeptin’ y su receptor GPR54, pero al mutarlo no se explicaba bien la falta de desarrollo.
Los mayores impedimentos para investigar un tratamiento residen en la expresión de neuroquinina B en varios tejidos además del cerebro y pertenecer a una familia de péptidos que regulan múltiples procesos fisiológicos.


Jade Irisarri Cal

Nature Genetics
12 December 2008
doi:10.1038/news.2008.1300