sábado, 27 de septiembre de 2008

Nueva levadura TG-CSIC para el albariño



El CSIC de Pontevedra (Misión biológica) y Madrid , han colaborado con las Bodegas Terras Gaudas con el objetivo de desarrollar una levadura que mejora la calidad y aroma de este vino gallego. La investigación ha sido dirigida por Carmen Martínez y Alfonso V. Carrascosa.


La levadura llamada TG-CSIC fue seleccionada con éxito de las cepas de la bodega mediante catas y fermentaciones controladas durante 4 años y no está modificada genéticamente.

Será inoculada en la vendimia del albariño para producir hasta 900.000 litros de vino.


El vino adquiere sus características aromáticas durante la fermentación de los azúcares del mosto a etanol. La cantidad de levadura suele oscilar según la cosecha pero con el cultivo independiente de TG-CSIC se mantendrá estable a pesar de los cambios de temperatura. Estará adaptada a los mostos y se mantendrá separada de los viñedos.


Fuente: CSIC

www.csic.es/prensa


Jade Irisarri Cal

viernes, 26 de septiembre de 2008

Bioremediación contra minas antipersona


El grupo del profesor Víctor de Lorenzo, del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), trabaja desde hace años en el campo de la Bioremediación, una rama de la investigación que persigue el uso de bacterias con fines medioambientales y cuyos beneficios se han visto recientemente en la limpieza de los restos del Prestige por medio de bacterias devoradoras de fuel.

Uno de sus proyectos más ambiciosos persigue una solución para el problema tan grave como el de las minas antipersona. La eliminación de las más de diez millones de minas sembradas en más de 60 países supondría, por los medios tradicionales, un coste de más de 60.000 millones de dólares y miles de años de trabajo. El equipo está trabajando en el desarrollo de biosensores que detectan contaminantes, basados en bacterias que emiten luz. De momento han hallado una proteína que reconoce uno de los componentes más frecuente de las minas antipersona y se ha unido a un sistema de emisión de luz proveniente de los genes de las medusas.

Una vez desarrollado, el sistema de detección sería tan sencillo como introducir una cepa con miles de bacterias transgénicas en el interior de cápsulas que se arrojarían sobre el campo en cuestión. Dentro de estas cápsulas habrían sido inoculados los genes responsables de la fluorescencia de las medusas, manipuladas para su reacción ante la presencia de explosivos. Al deshacerse la cápsula, si existiera material explosivo cercano, las bacterias se iluminarían delatando la presencia del explosivo. De esta forma, decenas de puntos luminosos revelarían la posición de cada una de las minas, creando un mapa de luz que permitiría desactivarlas fácilmente.



Fuente: Fogonazos (No encuentro la fuente donde sacaron la noticia)

Alumna: Noa Loureiro Álvarez