La celiaquía es una enfermedad autoinmunitaria desencadenada por la ingestión de gluten (proteína presente en el trigo y otros cereales).
Esta patología surge desde el momento en que el ser humano deja la vida nómada, aprende el arte de domesticar los cultivos y los animales para alimentarse sin necesidad desplazarse. Creando así, campos de cultivo que se convertirán en la base de su alimentación como el centeno, trigo, cebada…Pero este avance trajo consigo la aparición de la celiaquía. Los enfermos presentaban intolerancia a una proteína (gluten) presente en casi todos estos cereales.
Esta enfermedad surge como respuesta ante la ingestión continuada de estos cereales por parte de individuos sensibles en su etapa de desarrollo, creando una reacción anormal en su organismo. Si esta ingesta continúa repetidas veces crea en ellos incapacidad al absorber los nutrientes presentes en estos alimentos; padecen dolores crónicos abdominales y diarrea; son las características típicas de personas que mueren de inanición. Antiguamente estas muertes no eran atribuidas a ninguna enfermedad en concreto porque no parecía existir ninguna correlación aparente entre dieta y la enfermedad.
No es hasta en las últimas décadas cuando se descubre que la celiaquía es fruto de una combinación de factores (desencadenante ambiental, genes de sensibilidad, intestino permeable, flora intestinal)
El factor que induce el desarrollo de la enfermedad es el gluten (desencadenante ambiental), es decir, sin la ingesta de este componente, los otros factores permanecen, pero sin ningún efecto maligno sobre el organismo. El gluten es difícilmente degradado y parte de sus fragmentos proteínicos son capaces de atravesar el tracto gastrointestinal pero insuficiente para desencadenar una respuesta inmunitaria.
Las personas con celiaquía además poseen una serie de genes que aumentan su sensibilidad al gluten (genes que codifican para las HLA-DQ2 ó HLA-DQ8, son antígenos de histocompatibilidad). Las células con este antígeno se unen a las moléculas de gluten exponiéndolo para la degradación, acción llevada a cabo por las células inmunitarias, como respuesta estas liberan citoquinas que dañarán las células intestinales.
A todo ello hay que sumarle la intervención de la zonulina, que explica la gran permeabilidad de la pared intestinal de los celíacos al gluten, y es que la secreción de esta proteína (zonulina) desmantela las uniones estrechas que mantienen sellado células del epitelio intestinal.
Actualmente, se cree que existe un cuarto factor determinante de la enfermedad, es la microbiota o flora intestinal que crea un ambiente distinto dependiendo del individuo y fluctúa con la edad, propiciando así, ambientes mas o menos favorables.
Existen muchas lineas de investigación en curso que basan su búsqueda en el bloqueo de uno de los factores anteriormente mencionados y que estan dando buenos resultados.
Esta patología surge desde el momento en que el ser humano deja la vida nómada, aprende el arte de domesticar los cultivos y los animales para alimentarse sin necesidad desplazarse. Creando así, campos de cultivo que se convertirán en la base de su alimentación como el centeno, trigo, cebada…Pero este avance trajo consigo la aparición de la celiaquía. Los enfermos presentaban intolerancia a una proteína (gluten) presente en casi todos estos cereales.
Esta enfermedad surge como respuesta ante la ingestión continuada de estos cereales por parte de individuos sensibles en su etapa de desarrollo, creando una reacción anormal en su organismo. Si esta ingesta continúa repetidas veces crea en ellos incapacidad al absorber los nutrientes presentes en estos alimentos; padecen dolores crónicos abdominales y diarrea; son las características típicas de personas que mueren de inanición. Antiguamente estas muertes no eran atribuidas a ninguna enfermedad en concreto porque no parecía existir ninguna correlación aparente entre dieta y la enfermedad.
No es hasta en las últimas décadas cuando se descubre que la celiaquía es fruto de una combinación de factores (desencadenante ambiental, genes de sensibilidad, intestino permeable, flora intestinal)
El factor que induce el desarrollo de la enfermedad es el gluten (desencadenante ambiental), es decir, sin la ingesta de este componente, los otros factores permanecen, pero sin ningún efecto maligno sobre el organismo. El gluten es difícilmente degradado y parte de sus fragmentos proteínicos son capaces de atravesar el tracto gastrointestinal pero insuficiente para desencadenar una respuesta inmunitaria.
Las personas con celiaquía además poseen una serie de genes que aumentan su sensibilidad al gluten (genes que codifican para las HLA-DQ2 ó HLA-DQ8, son antígenos de histocompatibilidad). Las células con este antígeno se unen a las moléculas de gluten exponiéndolo para la degradación, acción llevada a cabo por las células inmunitarias, como respuesta estas liberan citoquinas que dañarán las células intestinales.
A todo ello hay que sumarle la intervención de la zonulina, que explica la gran permeabilidad de la pared intestinal de los celíacos al gluten, y es que la secreción de esta proteína (zonulina) desmantela las uniones estrechas que mantienen sellado células del epitelio intestinal.
Actualmente, se cree que existe un cuarto factor determinante de la enfermedad, es la microbiota o flora intestinal que crea un ambiente distinto dependiendo del individuo y fluctúa con la edad, propiciando así, ambientes mas o menos favorables.
Existen muchas lineas de investigación en curso que basan su búsqueda en el bloqueo de uno de los factores anteriormente mencionados y que estan dando buenos resultados.
Xueying Wang Chen
Investigación y Ciencia, Octubre 2009, paginas 40-48
No hay comentarios:
Publicar un comentario