En un artículo publicado en la revista Nature, la doctora Elena Rozhkova y sus colegas explican cómo construyeron minúsculos y ultrafinos discos magnéticos con una aleación compuesta por hierro y níquel en donde la magnetización de todos los átomos se organiza en círculos concéntricos, creando un "remolino magnético".
Cuando se acerca a éste un campo magnético alternativo, los discos oscilan, lo que según los test de laboratorio realizados por los autores de este estudio perturba el desarrollo de las membranas de las células cancerosas y pone en marcha su destrucción.
Este descubrimiento permite superar algunos de los problemas que han hecho que este tipo de terapias magnéticas no se utilicen clínicamente todavía, como el que supone la formación en el cuerpo de amasijos de partículas permanentemente magnetizadas, según los investigadores.
Iria Alonso Salgueiro.
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