lunes, 7 de diciembre de 2009

Cromosomas parásitos

El genoma es la agrupación de todos los genes que constituye un organismo. En el caso de eucariotas, además de los cromosomas normales (aquellos que siguen unas leyes para una segregación equitativa) se ha descubierto la existencia de unos ‘cromosomas parásitos’ que no siguen la segregación mendeliana, es decir, son capaces de transmitirse con un porcentaje más alto respecto a otros cromosomas y no contribuyen a la construcción ni mantenimiento del organismo.
El hospedador más frecuente es la planta, aunque también lo es para especies concretas de animales u hongos. Pero todos intentan de algún modo neutralizar a estos invasores.
La frecuencia de los cromosomas parásitos varía entre especies y dentro de la especie, esto se debe a varios factores como es la tasa de acumulación, magnitud de sus efectos sobre los portadores, deriva genética…
La razón por la que estos cromosomas persisten en el genoma de los organismo a lo largo de miles de años, es debida al impulso meiótico, esto es, que actúan como genes egoístas y se integran en el oocito secundario, en la formación del 2º corpúsculo polar en la meiosis obteniendo así, tasas de transmisión >50%.
Se sabe que los cromosomas parásitos (o cromosomas B) se originaron a partir de los cromosomas normales (o cromosomas A) del propio organismo o de otro organismo. Hecho experimentalmente comprobado por la Universidad hindú de Jammu en 2004 con Plantago lagopus.
En la mayoría de los casos los cromosomas B son eliminados del hospedador tras su invasión, camino a seguir de forma natural. Pero durante el transcurso de la neutralización del cromosoma B (proceso lento) estos pueden mutar y resustituir su capacidad de transmisión o integrándose en el genoma A.
Se ha descubierto que la presencia de los cromosomas parásitos aporta beneficios al hospedador, como es la resistencia a antibióticos, aumento de la fertilidad, cambios en el fenotipo externo, determinación sexual…
Es curioso el surgimiento de los cromosomas B. Cómo a partir de simples aneuploidías de los cromosomas A extra dieron unos tipos cromosomales que posteriormente acumularían secuencias de ADN repetitivo, no necesitasen de la recombinación homóloga y finalmente fuesen capaces de volver a formar parte del genoma al integrarse en él y ,ahora, aportando beneficios a los mismos que hicieron posible su origen.

Xueying Wang Chen

Investigación y ciencia; Julio 2009; Páginas 40-48

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