Un equipo del Instituto Cajal, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en Madrid, ha descubierto que el gen de la adrenomedulina protege el cerebro de la ansiedad y el estrés. Los científicos observaron en ratones que aquellos individuos a los que se había suprimido este gen del sistema nervioso central se movían más que sus hermanos normales, pero con una mala coordinación motora. Los animales modificados genéticamente tenían más ansiedad y presentaban movimientos estereotipados, característicos del síndrome obsesivo-compulsivo.
Utilizaron una batería de pruebas de comportamiento para entender el funcionamiento del cerebro de los ratones a los que les faltaba la adrenomedulina. Los resultados obtenidos indican que la ausencia de este gen hace que las neuronas de áreas concretas del cerebro tengan un citoesqueleto más rígido, lo que tiene consecuencias perjudiciales en el comportamiento animal. Los animales que carecen de adrenomedulina cerebral son mucho más sensibles a los agentes que dañan el cerebro.
Alfredo Martínez, añade un dato sorprendente: "Curiosamente, muchos de los defectos psicológicos observados en los ratones sin adrenomedulina se corrigen con la edad, de manera que en individuos de más de seis meses [unos 30 años en humanos] no se aprecian diferencias en animales con o sin el gen”. Todo indica que tiene que haber un mecanismo de compensación dependiente de la edad responsable de esta normalización.
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Iria Alonso Salgueiro
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