Investigadores del Centro de Regulación Genómica de Barcelona han demostrado que las células madre conocidas como células satélite contribuyen a formar músculos más grandes en respuesta a un esfuerzo. Las células satelite cuando se activan siguen una serie de fases que incluyen la proliferación, la migración y la incorporación en la fibra, lo que desemboca en su crecimiento y por consecuencia en el crecimiento y mejora del músculo en el que son inyectadas.
Fuente: El correo gallego
Tamara Sotelo Pérez
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