Cada día se disponen de fármacos concretos para patologías inflamatorias del intestino, como la enfermedad de Crohn, pero los especialistas se enfrentan con la dificultad de hacer llegar de una manera sencilla el medicamento a la zona afectada del tracto digestivo. Un grupo de investigadores belgas ha mostrado que una bacteria modificada genéticamente es capaz de superar este obstáculo produciendo un fármaco potencialmente efectivo dentro del intestino de ratones enfermos. Han estudiado el posible uso de la bacteria ‘Lactococcus lactis’ para producir un remedio contra la inflamación intestinal. En su forma natural, este microorganismo se puede encontrar en hogares, jardines y cocinas y los fabricantes de productos lácteos ya se sirven de ella en el proceso de fermentación de algunos tipos de queso.
El año pasado consiguieron una cepa de Lactococcus capaz de fabricar el factor antiinflamatorio IL-10 y se están probando sus beneficios para combatir inflamaciones crónicas en pacientes. No obstante, los investigadores belgas continuaron en esta línea de trabajo incorporando mediante técnicas de ingeniería genética el gen que codifica los factores TFF en el ratón, en el genoma de la bacteria. Estos factores son proteínas que juegan un papel muy importante en la protección y reconstrucción de la pared interna del sistema gastrointestinal.
La administración por vía oral de estas proteínas no resultaba útil en los experimentos con ratones con enteritis aguda, ya que eran absorbidas por el tracto digestivo antes de llegar al intestino, pero si se daban por vía rectal sí eran efectivas. Sin embargo, los resultados eran infinitamente mejores si se empleaban las bacterias modificadas genéticamente para administrar la proteína.
El año pasado consiguieron una cepa de Lactococcus capaz de fabricar el factor antiinflamatorio IL-10 y se están probando sus beneficios para combatir inflamaciones crónicas en pacientes. No obstante, los investigadores belgas continuaron en esta línea de trabajo incorporando mediante técnicas de ingeniería genética el gen que codifica los factores TFF en el ratón, en el genoma de la bacteria. Estos factores son proteínas que juegan un papel muy importante en la protección y reconstrucción de la pared interna del sistema gastrointestinal.
La administración por vía oral de estas proteínas no resultaba útil en los experimentos con ratones con enteritis aguda, ya que eran absorbidas por el tracto digestivo antes de llegar al intestino, pero si se daban por vía rectal sí eran efectivas. Sin embargo, los resultados eran infinitamente mejores si se empleaban las bacterias modificadas genéticamente para administrar la proteína.
LUCIA MARTÍNEZ DOPAZO
Fuente:www.zonade.com
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