Durante un ataque bacteriano o fúngico, las plantas producen compuestos defensivos conocidos como fitoalexinas. Estos compuestos pueden perforar la pared celular, alterar el metabolismo o impedir la reproducción de los patógenos. La producción de fitoalexinas es una reacción defensiva perfectamente caracterizada en las vides.
Cuando son atacadas por enfermedades fúngicas, las vides sintetizan la fitoalexina resveratrol. Además de su función antipatógena, el resveratrol tiene demostradas propiedades antiinflamatorias, antivirales, neuroprotectoras y anticarcinógenas. Debido a estas propiedades, el resveratrol ha sido objeto de numerosos estudios.
Un grupo de científicos chinos ha logrado obtener una vid transgénica que acumula grandes cantidades de resveratrol. El equipo introdujo el gen STS de una variedad de uva silvestre de China. El STS codifica la estilbeno sintasa, una enzima necesaria para la biosíntesis del resveratrol. El contenido de resveratrol de las plantas transgénicas es casi seis veces mayor que el de sus equivalentes no transformados. Los investigadores estudian ahora la resistencia de las plantas transformadas a varios patógenos.
Cuando son atacadas por enfermedades fúngicas, las vides sintetizan la fitoalexina resveratrol. Además de su función antipatógena, el resveratrol tiene demostradas propiedades antiinflamatorias, antivirales, neuroprotectoras y anticarcinógenas. Debido a estas propiedades, el resveratrol ha sido objeto de numerosos estudios.
Un grupo de científicos chinos ha logrado obtener una vid transgénica que acumula grandes cantidades de resveratrol. El equipo introdujo el gen STS de una variedad de uva silvestre de China. El STS codifica la estilbeno sintasa, una enzima necesaria para la biosíntesis del resveratrol. El contenido de resveratrol de las plantas transgénicas es casi seis veces mayor que el de sus equivalentes no transformados. Los investigadores estudian ahora la resistencia de las plantas transformadas a varios patógenos.
Fuente: Plant Cell, Tissue and Organ Culture; Vol 92:197–206; (2008).
Thais Pereira Veiga
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