Un estudio en ratones sugiere que la mutación del gen
FOXP2 (aparecida hace más de medio millón de años) podría haber ayudado a los
humanos a aprender movimientos musculares complejos que son necesarios para
formar los sonidos básicos y luego combinar estos sonidos para formar palabras
y oraciones.
El trabajo fue presentado por Christiane Schreiweis, un
neurocientífico del Instituto Max Planck (MPI) para la Antropología Evolutiva en
Leipzig, Alemania, en la Sociedad de Neurociencia
En este estudio se ha visto porque los ratones a los que
se les modificó este gen aprendían más rápido. Los ganglios basales eran más
rápidos en dejar de responder tras una estimulación eléctrica.
Por otro lado
estudiaron una familia en la que varias generaciones tenían problemas en el
habla y aprendizaje y vieron que compartían una mutación heredada que inactiva
una copia del gen FOXP2.
Otra persona, Ulrich Bornschein, demostró que que los
cambios en los circuitos del cerebro que conducen a la rapidez de aprendizaje
surgido con tan sólo uno de los dos cambios de aminoácidos en la forma humana
del FOXP2.
Fuente: www.nature.com
Ester Gallego Fernández
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