La piel es un tejido que se renueva naturalmente a lo largo de nuestra vida gracias a la existencia de células madre epidérmicas. Este potencial regenerativo se puede conservar in vitro si las células se unen y se convierten en parte de la piel generadas mediante técnicas de bioingeniería de tejidos, con el objetivo de utilizarlas para regenerar la piel de los pacientes.
Los investigadores han sido capaces de unir estas células madre epidérmicas creadas por medio de la bioingeniería, y han observado que las células preservan el potencial regenerativo que normalmente tienen en nuestra piel. Es decir, utilizando una pequeña biopsia de un paciente específico, puede generar casi toda la superficie cutánea de esa persona en el laboratorio. La capacidad de regeneración de las células madre epidérmicas en estas condiciones es abrumadora, y conduce a la posibilidad de utilizar estas células como un objetivo para los protocolos más complejos, como la terapia génica.
De hecho, estos investigadores han demostrado ya que es posible aislar células madre epidérmicas de pacientes con diferentes enfermedades genéticas de la piel, cultivarlas y, mediante ingeniería molecular como un primer paso, incorporar los genes terapéuticos en el genoma de cada paciente. Posteriormente, en la segunda etapa, las células madre se pueden montar en parches listos para ser trasplantados a los pacientes.
En estudios recientes, los investigadores han aislado células madre de pacientes que sufren de síndrome de Netherton, una enfermedad genética que se caracteriza por una excesiva descamación de la piel que conduce a una pérdida de la función de la piel, como evitar la deshidratación de la piel o que detenga los patógenos que pueden causar infecciones. Estos pacientes tienen una tasa de mortalidad neonatal de entre 10 y 15 por ciento, las bases moleculares de esta patología se encuentra en una mutación de un gen, conocido como SPINK-5.
Este gen inhibe la producción de una proteína que controla el proceso de descamación de piel, asegurándose de que se produzca correctamente. Lo que se hizo fue transferir un gen normal de SPINK-5 a las células madre de un paciente y luego utilizar estas células para generar la piel que podrían ser trasplantada a modelos experimentales.
Los resultados fueron que la piel que se regeneró en ratones inmunodeficientes mostraron un pelaje normal, de modo que la estructura de la epidermis y la función se restableció. Estos estudios pre-clínicos podrían transferirse a la práctica clínica en el mediano plazo, y podría convertirse en una estrategia terapéutica para pacientes que de otra manera no tienen ningún tratamiento disponible para ellos.
Fuente: http://www.sciencedaily.com/releases/2011/10/111017075511.htm?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+sciencedaily%2Fplants_animals%2Fbiotechnology+%28ScienceDaily%3A+Plants+%26+Animals+News+--+Biotechnology%29Luz Álvarez Rodríguez
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